Y llegó este momento, mormio, pasaron 40 años y aquí estás, de verdad con todos nosotros y para quedarte. Me siento muy afortunado por compartir tus días y darte un poquito de esa luz que tanto te hacía falta para ver esa tan inmensa que atesoras, que los años resbalen sobre tu piel como si fueran brisa del mar, porque querrá decir que los has vivido, que te has valorado y que se te han pasado volando.
El mundo está ahi, esperándote, y viendote crecer desde adentro hacia afuera.
Que pases un gran día y que tengas paz.
Te quiero