Ingredientes:
- Macarrones o cualquier pasta corta preferiblemente no rellena (unos 80 gramos en seco por persona)
- Leche (Cantidad variable, tener un cartón preparado)
- Jamón serrano en lonchas (Una de las bandejas que vienen precortadas servirá)
- Harina de trigo o maíz
- Cebolla (Una cebolla grande o dos pequeñas)
- Aceite de oliva
- Agua, Ajo en polvo, sal, pimienta, eneldo y nuez moscada
Preparación:
Hervir la pasta en abundante agua con sal y un chorrito de aceite (Un litro por cada cien gramos de pasta). Escurrir, refrescar un poco y reservar.
Picar la cebolla fina y cortar en trocitos finos las lonchas de jamón (se pueden usar tacos, pero a mí me gusta más las lonchas recortadas, quedan más finas) y sofreir en una sartén con aceite hasta que empiece a estar transparente. Cuando esto ocurra, añadir el jamón picado y darle un punto en el fuego.
Añadir una cucharada de harina (da igual si es de trigo o maíz) y sofreír un poco junto a la cebolla y el jamón. Después, añadir poco a poco la leche, como para hacer bechamel. Ir cocinando hasta que espese, si espesa mucho, añadir más leche. A la vez, añadir el ajo en polvo y las especias, y poner al punto de sal, habrá que probar ya que a veces el jamón tiene su punto de salado y otras veces no tanto.
Cuando la salsa esté lista, añadir la pasta bien escurrida y saltearla junto a la salsa un par de minutos hasta que esté todo incorporada.
Es recomendable servirlo recién hecho, ya que la salsa se puede solidificar al enfriarse. También es una alternativa a la clásica salsa carbonara. Sigue engordando, pero menos al no llevar nata ni bacon. La receta queda mejor con pasta no rellena, ya que la pasta rellena tipo tortellini o ravioli puede hacer que el plato llene demasiado, aunque también se puede utilizar al gusto.