Inauguro mi primer post creado en este subforo, que creo que visitaré a menudo ya que me encantan los viajes, y no sólo el hecho de viajar, soy de los que disfrutan preparándolo todo con antelación de meses y siguen disfrutando después viendo las fotos, etc. Y para empezar, nada mejor que mi último destino hasta la fecha, Rumanía.
Estuve en este país del 2 al 14 de Agosto de 2012. Es un país que me ha llamado mucho la atención y es que en parte es como vivir en directo algún capítulo de Cuéntame, sobre todo cuando sales de la capital. Se nota que es uno de los países más pobres de la UE pero tiene un potencial tremendo turísticamente hablando. En este aspecto están aún en pañales y les queda mucho por mejorar, pero tienen mimbres de sobra para hacer un buen cesto. Además tiene el aliciente de ser muy barato, y en estos tiempos que corren se agradece ir a un país donde puedes pegarte una buena comida por 5 o 6 euros en un restaurante caro y no gastarte medio sueldo en una noche de hotel. Además, como aficionado a las pelis de terror el mito de Drácula ha estado muy presente en el viaje, aunque poco tiene que ver con el Drácula histórico pero esto también me ha servido para descubrir a un personaje enigmático y cruel, pero que es venerado por los rumanos como un héroe nacional. Iré contando el viaje por dias, ya que sería muy largo para un solo post.
Dia 2 de Agosto: este dia sólo hicimos el vuelo desde Málaga a Bucarest con la compañía Blue Air, rumana. Volamos hasta el aeropuerto de Otopeni, muy moderno y muy cerca de Bucarest. Llegamos a las 23:30 así que este día sólo recogimos el coche de alquiler y nos fuimos al hotel que teníamos reservado. Era un hotelito pequeño en el pueblo de Otopeni, pero la verdad es que muy bien preparado. Habitaciones amplias, muy limpias, bastante nuevo y con aire acondicionado y nevera. El personal muy amable. En este aspecto me sorprendió Rumanía, ya que en las guias ponían que solían ser maleducados y bastante bordes en los hoteles, pero nuestra experiencia fue todo lo contrario. En general la gente fue muy maja en todas partes, mucho más que en otros países. Sin embargo sí que pudimos comprobar en la primera noche uno de los tópicos de Bucarest, los perros callejeros, había unos cuantos por el pueblo y posteriormente comprobamos que están por todo el país y las carreteras.
Dia 3 de Agosto. Este dia lo reservamos para ver Bucarest. Por los comentarios que había visto en foros no esperaba gran cosa de la capital, todo el mundo coincidía en que es una ciudad con poco atractivo e incluso muchos recomendaban pasar de ella, pero nosotros preferimos dedicarle al menos un dia, que para eso es la capital. Quizá por eso no me decepcionó. La zona norte está llena de avenidas y paseos interminables con muchos parques y arbolado, bonito pero algo monótono para ir paseando a pie. Estuvimos por la zona de las embajadas y se notaba que era un barrio pudiente. Hace no muchos años a Bucarest se la llamaba la París del Este, precisamente por sus boulevares amplios, edificios ostentosos, etc. Incluso tienen su propio arco del triunfo en esta zona.
Después cogimos el metro, con pocas líneas pero en un estado bastante bueno, y nos fuimos a la zona del Parlamento. Sin duda, es lo que más me gustó de la ciudad. Se trata del segundo efidificio más grande del mundo en cuanto a superficie, sólo por detrás del Pentágono de EEUU y es un delirio de grandeza del dictador Ceaucescu, que quería mostrar al mundo la grandeza de Rumanía y construyó este mamotreto a todo lujo cuando el pueblo se moría de hambre en muchos casos. Este hombre y su mujer eran unos déspotas de cuidado. La visita guiada es muy interesante y recomendable ya que te lo cuentan todo y se hace muy entretenido. Por fuera es impactante, pero el interior es casi tan impresionante o más por su decoración y su historia. Se puede subir a la terraza donde hay unas vistas muy buenas de la ciudad. Hay que reservar la visita por teléfono el dia anterior.
Tras la visita, inentamos comer en la cerveceria más antigua de la ciudad, pero estaba reservada para una fiesta privada y nos quedamos con las ganas. Acabamos comiendo en un hotel que está en un edificio que perteneció a un rico comerciante armenio y que nos gustó mucho, tenía una especie de patio interior con varios pisos y balcones donde se estaba muy bien. La comida, buena y barata jejeje. Después recorrimos lo poco que queda del centro histórico de Bucarest, ya que Ceaucescu destruyó gran parte de la ciudad antigua para construir las grandes avenidas y el parlamento. Hasta hace poco el centro estaba muy descuidado y los edificios en muy mal estado, muchas veces ocupados por gitanos ilegalmente. Pero al parecer se está reformando a marchas forzadas y ya hay muchas zonas rehabiltadas y con multitud de restaurantes y terrazas que le dan mucha vida.
Luego emprendimos la vuelta hacia el norte de la ciudad, donde teníamos el coche, por la Calea Victorei, la más importante de la ciudad según la guia y donde más concentración de monumentos y edificios históricos había. No está mal, pero tampoco nos deslumbró. También afectó que era la hora de después de la comida y hacía muuuuucho calor así que ese día acabamos bastante cansados y deseando llegar al hotel para poner el aire acondicionado jejeje.